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Writer's pictureSoraya Lara

Celebrar la unidad familiar, el amor y la solidaridad

Pregunta del lector: Mi esposa y yo compartimos con la familia de ambos. Nos

sentimos apreciados, nos tratan con respeto y cariño. Mis amigos no entienden por

qué nos llevemos bien. Intentan demostrarme todo lo contrario, que no es

conveniente estar tan involucrados para que no nos controlen. A veces dudo, pero no veo ningún inconveniente. ¿Cuál es su opinión como terapeuta familiar?


Respuesta de la terapeuta: La familia de origen es el núcleo de apoyo para las nuevas

parejas y sus descendencias. Es a través de ella que se transmiten los rituales y

creencias familiares.


Vivimos en una época en la que el estado de las cosas es líquido, transformable,

sustituido o puramente desechado. El mandato es negar, distanciarse y rechazar todo lo que se acerque a lo tradicional y familiar.


Todo se transforma ante una realidad impuesta de que lo que existe es efímero, de

que puede sustituirse constantemente. Los valores sobre los que se levantaban las

familias ya no son importantes ni valiosos.


El mandato es romper con las tradiciones y los ritos familiares, situación que deja a las personas desamparadas, sin un punto de referencia, con sensación de soledad y

orfandad que afecta los vínculos seguros, protectores, que garantizan la estabilidad y

la sensación de plenitud emocional.


Compartir con ambas familias es mantener una fuente segura de apoyo y de

reafirmación de ambas identidades familiares. Se incorpora lo que se entiende es

beneficioso para la familia que han conformado y rechazan aquellas pautas que

consideran disfuncionales y con las que no están de acuerdo.


Tener habilidades para afrontar las intromisiones, preservar la intimidad, la capacidad de tomar decisiones y sin esperar la confirmación de ambas familias, son indicadores de que han podido crear su idiosincrasia y mantener los límites suficientemente claros que les permiten preservar su intimidad como familia nuclear.


Muchas personas dejan de disfrutar de los familiares o impiden que la pareja se

relacione con el afán de controlar y aislar, sin tomar en cuenta que también distancian a sus hijos, situación que afecta los vínculos, que con el paso del tiempo comienzan a debilitarse.


Si consideran que la relación con los familiares es buena, pueden mantener la

privacidad y la autonomía, y es fuente de apoyo, no hay razones que justifiquen el

distanciamiento.


Celebren la unidad familiar, el amor y la solidaridad.



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