Pregunta del lector: Mi esposa y yo discutimos cada año porque no quiero ir donde su familia a celebrar el Año Nuevo. También me exige que pase Navidad con ellos. No entiende que debemos repartirnos entre las familias de ambos lados o nosotros hacer otra cosa que deseemos como pareja. ¿Está mal que no la complazca?
Respuesta de la terapeuta: Este es un tema que tiende a ser recurrente en muchas parejas que no logran ponerse de acuerdo.
Entiendo que si son muy apegados a las familias de origen tienen que tomar una decisión justa en la que ambos salgan beneficiados y disfruten de la mejor manera posible.
Ambas familias también han de salir gananciosas y tener el privilegio de disfrutar de la presencia de ustedes.
En ocasiones encontramos personas que son dependientes de su familia de origen y no han logrado la autonomía suficiente como para separarse y establecer sus propios rituales.
Es probable que su pareja se sienta desleal y experimente sentimientos de culpa si no está junto a ellos. En algunos casos, la familia enrostra su ausencia y genera malestar emocional.
Las familias aglutinadas tienden a no crean las condiciones favorables para que sus miembros asuman su independencia y puedan convivir con su pareja e hijos sin tener que estar atados a ellas.
Exigen de manera explícita o implícita su presencia y lealtad por encima de la nueva familia.
Independientemente de esta situación, es responsabilidad de ambos crear las condiciones para que se les respeten sus decisiones y lo que entiendan que deben hacer en esas fechas y en otras que ustedes consideren importantes y que favorezcan la creación de un nuevo ritual de celebración.
Ahora bien, es tradición, sobre todo en las familias cristianas, que los días de Navidad sean reservados para ellas. Es un ritual significativo porque representa la unión familiar, el reencuentro y la confirmación de la lealtad e identidad del grupo. Ambas familias esperan lo mismo.
La negociación en la pareja facilita lograr un acuerdo de conveniencia con la finalidad de fortalecer los lazos familiares y de disfrutar el ritual sin imposiciones, sino para complacerse mutuamente.
Si usted no está en el ánimo de asistir al encuentro con la familia de su esposa, podrían acordar de cuál forma celebrarían como pareja y cómo espera que ella le acompañe. Lograr y respetar los acuerdos ayudaría a salir de este trance.
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